QUIROPRÁCTICO ESTRÉS BILBAO

Estrés físico, emocional y quiropráctica

ESPACIO QUIROPRÁCTICO BILBAO

Reduce le estrés con ayuda de la quiropráctica

El estilo de vida actual implica mucho estrés físico (malas posturas, movimientos repetitivos, trabajo físico), estrés químico (debido a la respiración, la dieta, la hidratación, la medicación, los cigarrillos, el alcohol y las drogas), estrés emocional (choques emocionales, hábitos de vida no adaptados a la salud de la persona). ¿Cuáles son las causas y cómo puede ayudar la quiropráctica?

  • Factores físicos
  • Factores emocionales
  • Factores químicos

 

¿CÓMO PUEDE AYUDAR LA QUIROPRÁCTICA?

Factores físicos del estrés

Nuestro estilo de vida actual está completamente en desacuerdo con nuestras necesidades físicas primarias de movimiento, de caminar y de mantener una buena postura.

La quiropráctica armoniza el cuerpo para favorecer la amplitud de movimiento, reducir la tensión física y restablecer una buena postura. Como el cuerpo compensa menos, restablece la energía, mejora el sueño, reduce el estrés, etc. La consulta como parte de un seguimiento preventivo y de bienestar le beneficiará a todos estos niveles. Varios factores contribuyen al estrés a nivel físico:

La posición sentada

Pasamos una media de 7h30 al día sentados, una de las posiciones más estresantes para el cuerpo. En efecto, aunque sea cómoda, la respiración es limitada, la espalda se ve muy estresada por esta posición y no favorece la digestión, incluso si te sientas correctamente.

Malas posturas

Son omnipresentes y pasamos una media de casi 1,5 horas al día con nuestros smartphones, en posturas que tensan nuestro cuello.

Deporte

Cuando la actividad física es demasiado intensa o no está bien practicada técnicamente también estresa al organismo, al igual que la ausencia de actividad física.

Trabajo

Nuestros trabajos nos obligan a realizar movimientos repetitivos o a mantener malas posturas durante todo el día, aunque prestemos especial atención.

Acontecimientos traumáticos

Accidentes, esguinces, caídas y golpes son también tensiones físicas que tienen consecuencias a corto y a veces a largo plazo.

Factores emocionales del estrés

Es el estrés más fácil de visualizar: la presión, las emociones negativas, los plazos, las relaciones personales o profesionales tóxicas o desarmónicas, el trabajo que no hemos elegido, el exceso de trabajo o la escasez del mismo, los deseos insatisfechos, los conflictos, la falta de reconocimiento, el amor, el dinero, los exámenes de trabajo, el nacimiento de un hijo, la mudanza, el divorcio, la muerte, la tristeza, el asco, la ira y el miedo, etc. son tensiones emocionales que repercuten en nuestra calidad de vida, pero también en nuestro cuerpo.

En efecto, cada emoción que nos atraviesa libera un cóctel químico en nuestro torrente sanguíneo. La sensación de una emoción negativa se regula rápidamente en el organismo, pero si se produce con demasiada frecuencia o intensidad, también tiene un impacto químico que puede ser importante.

En cualquier caso, todos tenemos heridas emocionales que nos marcan y conforman, pero que pueden ser limitantes.

Ciertas técnicas quiroprácticas ayudarán a liberar traumas emocionales que tienen un impacto emocional negativo en su vida.

La optimización del sistema nervioso mediante ajustes regulares también permite una mejor gestión psicoemocional de los acontecimientos de la vida.

El estrés tiene menos impacto y disminuye gradualmente de la supervivencia a la vida (esto es lo que ocurre a nivel nervioso).

     

    Factores químicos del estrés

    Actividad física en exceso: La actividad física puede consumir muchos nutrientes y provocar carencias en el caso de una dieta inadecuada. Si es insuficiente, la falta de actividad física aumenta casi todas las patologías que conocemos, especialmente las vasculares, por la falta de estimulación cardíaca y vascular, de drenaje, de respiración, etc.

    Una dieta inadecuada: Puede provocar carencias o excesos de nutrientes, aumentar los riesgos cardiovasculares y de cáncer, crear fatiga, pérdida de energía, depresión, etc.

    Deshidratación: La mayoría de las personas sufren una ligera deshidratación crónica. Sin embargo, la hidratación es una de las 3 necesidades primarias del ser humano. Su carencia disminuye la totalidad de las funciones corporales y neurológicas, aumenta el riesgo de infecciones, disminuye la inmunidad, provoca rigidez, disminuye el oído y la vista, las cualidades musculares, etc.
    Los riñones y los pulmones son los dos únicos órganos que pueden reducir la acidez corporal por su función. El agua es esencial para el funcionamiento óptimo de los riñones.

    Respiración: Expulsa CO2, aporta O2 y regula el equilibrio ácido-base con los riñones. En pocas palabras, aporta energía a todas las células y permite la eliminación de los productos de desecho del organismo. Sin embargo, muchos de los pacientes que vemos no llegan a la consulta con una respiración óptima.

    Sustancias tóxicas: Los medicamentos, los alimentos, las drogas, el alcohol, los cigarrillos, las intoxicaciones, las bacterias y los virus son las toxinas más comunes. Es obvio que a veces es necesario tomar medicamentos, pero todos tienen una toxicidad, por lo que es importante medir con el médico la relación beneficio-riesgo de cada medicamento que se tome. En cuanto a las demás toxinas, la mayoría son más o menos fáciles de prevenir, pero no dejan de ser un estrés para el organismo, que puede acumularse.

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