Lo que comúnmente llamamos «ciática» se refiere a un dolor de espalda, concretamente en la zona lumbar, que se desplaza por las piernas, caderas, glúteos, en ocasiones llegando al talón. Generalmente el origen del dolor es causado por la comprensión de vértebras bajas contra el nervio ciático (un nervio que recorre desde la zona de la columna hasta los dedos de los pies).
En la mayoría de los casos los síntomas suelen mejorar después de unos días, pero no siempre. Para saber si tienes ciática puedes comprobar en la siguiente lista si te identificas con los siguientes síntomas:
Dolor punzante al estar de pie o caminar.
El dolor se acrecienta al sentarse.
Hormigueo que baja por la pierna.
Dolor constante en una nalga o en una sola pierna (no suele presentarse en ambas piernas).
Adormecimiento para mover la pierna o el pie.
Aunque el dolor de la ciática no se puede prevenir, si se pueden seguir algunas recomendaciones para mejorar tu condición y disminuir el dolor la intensidad del dolor.
Aplica calor y frío para reducir el dolor de la ciática
Administrar calor o frío contra el dolor de ciática es una solución temporal e inmediata para reducir el dolor, pero no para solucionarlo. Si hay un problema inflamatorio, es mejor utilizar el frío, pues con el calor hay riesgo de que la inflamación empeore . La compresa se debe aplica en la región lumbar donde están los nervios ciático, pero nunca directamente contra la piel y es importante que se retire inmediatamente si se siente el mínimo adormecimiento en la pierna .
Practica ejercicio de forma regular
Ejercitar el cuerpo con algún deporte o salir a caminar es beneficioso para mejorar la ciática, cualquier actividad es válida siempre que no agrave el dolor. Lo más recomendable es combinar los deportes de fuerza con otros de flexibilidad y con ejercicios aeróbicos, este conjunto permite conseguir una preparación física completa que además de ayudarnos a llevar una vida saludable puede mejorar nuestra condición.
Mantén una postura correcta
Las posturas en las que el tronco y la cabeza se inclinan hacia delante, o con la región lumbar encorvada son los peores enemigos de tu espalda, y especialmente de tus discos intervertebrales, que cuando se dañan son los responsables de tu ciática. Recuerda mantener una buena postura al sentarse y al levantarse, con los hombros relajados hacia atrás y hacia abajo y con la cabeza en línea con el cuerpo. Al sentarse, pon el culo pegado al respaldo y mantén las piernas muy separadas o totalmente pegadas para asegurar una espalda estable.
Realiza estiramientos para mejorar mejorar la movilidad
Si tienes ciática, probablemente habrás notado lo difícil que es mantener la pierna afectada por la ciática de forma extendida. Afortunadamente, hay algunos estiramientos que pueden realizarse en la mayoría de los casos de ciática, y que permiten relajar la parte posterior del muslo -los isquiotibiales-, reduciendo así la presión sobre el nervio ciático.
En efecto, el dolor tiende a contraer los distintos músculos del muslo, que empiezan a aplastar el nervio ciático y, por tanto, agrava el dolor. Los estiramientos que te recomiendo te ayudarán a no perder la movilidad de la pierna e incluso pueden llegar a reducir el dolor de ciática.
– Giro de tronco de pie
Este ejercicio es ideal para personas que tienen poca experiencia con ejercicios avanzados, para realizarlo hay que colocar el pie izquierdo sobre la silla, colocando la mano derecha sobre tu rodilla izquierda y haga que su mano izquierda descanse sobre su cadera. Después, gira todo lo que puedas la parte superior de tu cuerpo hacia el lado izquierdo sin causar dolor, pero mantén las caderas hacia adelante. Aguanta 30 segundos y después, suelta y repite del otro lado.
Los masajes pueden ayudar a aliviar el dolor de ciática
Masajear los isquiotibiales – la parte posterior del muslo – y los glúteos puede relajar los músculos y aliviar la presión sobre el nervio ciático. Esto puede ayudar a aliviar el dolor de ciática, aunque habrá que tratar el problema de espalda subyacente. Puedes masajear la parte posterior del muslo a lo largo o con movimientos «transversales» – en las zonas más sensibles.
El estilo de vida sedentario junto con otros factores como la falta de ejercicio físico, las posturas inadecuadas o la realización de sobreesfuerzos pueden dar lugar a la aparición del dolor de espalda. Un tipo de dolencia que se ha hecho más frecuente en los últimos años, y para el que se recomienda acudir a un quiropráctico, un profesional que pueda corregir los problemas funcionales del cuerpo.
Aunque el dolor de espalda suele provenir de una mezcla de problemas físicos, químicos y emocionales, podemos ayudar tanto a prevenir como a mejorar esta dolencia siguiendo los que os dejamos en este post.
Mantente activo
Es importante mantener una actividad física regular para estimular la circulación sanguínea, la movilidad de los músculos y las articulaciones, y así mejorar la condición física. En caso de que sientas dolor de espalda es importante que no realices ejercicios que fuercen esa zona porque podrías empeorar tu estado.
No mantener una rutina de ejercicio saludable aumenta las probabilidades de parecer problemas de espalda, esto se debe tanto a la tensión como a la rigidez muscular.
Corrige tu postura para evitar dolor de espalda
Aunque este consejo es bastante evidente, no se llega a aplicar de forma correcta. En nuestra consulta recibimos muchos casos de personas que mantienen una postura incorrecta y no se dan cuenta.
La espalda está diseñada para trabajar de pie, en cuclillas o tumbada, por lo que la mayoría de los problemas posturales se encuentran en la posición sentada. Sin embargo, pasamos 8 horas al día (o más) con la espalda encorvada y la cabeza hacia delante mirando fijamente a una pantalla.
Para evitar dolores de espalda por una postura inadecuada es conveniente reposicionar nuestro cuerpo cada cierto tiempo. Una técnica eficaz para el reposicionamiento es soltar todo el cuerpo hacia delante mientras se exhala e inhalar mientras vuelves a poner el cuerpo recto (la cabeza hacia arriba, los ojos hacia arriba, los brazos hacia atrás, la espalda recta). Como resultado los hombros estarán alineados con la espalda y la cabeza estará mejor posicionada, con este ejercicio al final del día sentirás mucha menos tensión.
Realiza estiramientos para el dolor de espalda
Gran parte del dolor de espalda proviene de la tensión muscular en los músculos paraespinales, estirarlos regularmente los aflojará y mejorará la circulación sanguínea para drenar los residuos musculares.
Para un caso de lumbalgia proponemos dos ejercicios que puede ayudar a mejorar la condición física del afectado:
Ponte de pie con las piernas separadas y estira la mano derecha hacia arriba y hacia la izquierda. Tu cuerpo debe parecer una espiral y debes repetir el mismo movimiento con la mano izquierda, pero en este caso será hacía arriba y a la derecha. Puedes realizar estos estos movimientos de manera repetitiva o mantener cada brazo durante 10 segundos antes de cambiar.
Posición de huevo: hay que tumbarse sobre la espalda, llevar las rodillas al pecho y rodearlas con los brazos. Es importante que los glúteos estén pegados al suelo para mantener la posición durante unos 30 segundos. No conviene realizarlo más de 2 o 3 veces durante el día y si notas dolor en esta posición deja de hacerla inmediatamente.
Cuida tu posición al dormir
Algunas posturas para dormir pueden agravar o incluso desencadenar problemas de espalda, especialmente dolor en las lumbares y las cervicales. La posición ideal para dormir es de lado con un cojín entre las rodillas, después dormir con la espalda pegada al colchón y por último dormir boca abajo, una posición que conviene evitar.
Si duermes boca arriba, y sufres de dolor de espalda: pon una almohada grande debajo de las rodillas para aliviar la tensión en la parte baja de la espalda.
Si duermes de lado: asegúrate de que tu pelvis no está torcida, sino alineada. Es habitual poner una pierna delante de la otra, lo que tuerce la pelvis y ejerce una gran tensión sobre los ligamentos pélvicos y la zona lumbar.
Si duermes boca abajo: prueba a poner una bolsa de lona en un lado para estar medio de lado, lo que le quitará tensión al cuello.
Tampoco se recomienda descansar en un colchón demasiado blando, porque tiende a agravar los problemas de pecho.
Hidratación
Los discos intervertebrales necesitan abundante agua y por esta razón, también son de los primeros en sufrir la falta de hidratación. Una hidratación regular con un mínimo de 1,5 litros al día mejorará la función muscular e influirá en nuestro bienestar.
Beber agua puede ser difícil si no estás acostumbrado, pero recuerda beber mucha agua nada más levantarte, porque es el momento del día en que el cuerpo más lo necesita.
Si necesitas una consulta porque te duele la espalda o quieres prevenir futuras dolencias, puedes solicitar una cita en nuestro centro de quiropráctico. Estudiamos tu caso para encontrar la mejor solución.
Aunque todos tenemos antiinflamatorios en casa para aliviar el dolor o los efectos de una inflamación, no es recomendable auto medicarse. Los profesionales de la salud alertan sobre los riesgos del consumo de antiinflamatorios sin receta o prescripción médica. No dudes en consultar a nuestro centro quiropráctico Bilbao para resolver todas tus dudas.
Riesgos en el uso de antiinflamatorios
Es frecuente tomar algún antiinflamatorio cuando sentimos dolor y molestias por causa de una lesión aguda como un dolor de muelas, una tendinitis, un esguince, dolor menstrual, etc. No obstante, como muchos antiinflamatorios son de venta libre y no necesitan receta, puede conllevar un uso incorrecto o abusivo por parte del consumidor. Desde la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD) alertan del riesgo que implica abusar de los antinflamatorios durante un periodo prolongado e indican que pueden producir efectos no deseables en el aparato digestivo. Entre ellos destacan la producción de lesiones en la mucosa interna del tubo digestivo, que provoca la aparición de erosiones o úlceras que pueden llegar a sangrar, lo cual puede causar una hemorragia digestiva.
Al igual que con otros medicamentos, conviene mantener un uso responsable siguiendo el tratamiento establecido por el médico o farmacéutico. Tomando los medicamentos con prescripción médica sólo cuando nos los haya recetado nuestro médico, y los medicamentos de venta libre con moderación durante el menor tiempo posible sin abusar de las cantidades.
Antiinflamatorios naturales
Los antiinflamatorios naturales son una alternativa menos agresiva para nuestro cuerpo, dado que el organismo puede asimilarlos mejor. Son plantas y/o infusiones que cuentan con efectos beneficiosos tanto para las molestias musculares como para los dolores de espalda o garganta. Os contamos las propiedades naturales de algunos de los antinflamatorios naturales más utilizados:
Cúrcuma: contiene una sustancia anti-inflamatoria llamada «curcumina» que se recomienda para tratar la artritis.
El romero: los beneficios de esta hierba pueden disfrutarse al ingerirla como un té.
El jengibre: permite disminuir el dolor articular, y gracias a su potente efecto analgésico puede calmar los dolores musculares con mayor efectividad que el ibuprofeno.
La piña: tiene propiedades anti-inflamatorias debido a una enzima conocida como «bromelia» que funciona muy bien con la inflamación de músculos y articulaciones.
La grosella negra: cuenta con una potente acción anti-inflamatoria que disminuye la inflamación.
La cola de caballo: tiene propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes, pero es conveniente consumirla con precaución porque puede causar efectos secundarios.
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