Una hernia discal lumbar ocurre cuando existe una subluxación causada por algún golpe o caída en la niñez. La subluxación es una desalineación de la vértebra sobre otra que pinza un nervio, que en caso de no se trata puede producir una degeneración en el disco lumbar y abultamiento del mismo. Esto se debe a que la vértebra al desalinearse se bloquea y pinza un nervio mientras pierde su movimiento. Esto provoca deshidratación y una hernia discal lumbar o discopatía.
Entre las hernias discales, aquella que afecta a los discos lumbares es la más frecuente, se calcula que afecta entorno al 2 % de la población. Este tipo de afección suele afectar más a hombres que a mujeres, y la media de edad que la padece oscila entre los 30 y los 50 años. Después de la hernia lumbar, le siguen la hernia discal cervical y la hernia discal de tórax.
Síntomas de una hernia discal lumbar
Aunque en algunos casos no se experimentan síntomas, el dolor de espalda es el indicio más común, esto se produce cuando el disco lumbar presiona los nervios circundantes. También se puede experimentar dolor en el brazo o la pierna, debilidad, entumecimiento, hormigueo o dolor intenso en nalgas, pies o muslos.
Beneficios de la quiropráctica para las hernias discales
Un estudio realizado por Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics en 2004 recoge que 9 de cada 10 pacientes que padecían una hernia discal aguda y crónica mejoraban de manera significativa tras ser tratados con técnicas de quiropráctica. Un 89,2 % de los pacientes declararon que un año después de haber comenzado con el tratamiento había notado claras mejoras con el dolor en la espalda, los constantes calambres y la pérdida de fuerza de miembros superiores e inferiores.
La quiropráctica influye en la mejora de la rehidratación del disco, la reposición del mismo en la medida de lo posible y la eliminación del nervio pinzado. También puede ayudarte a prevenir la lumbalgia; consulta los consejos que te ayudarán a seguir un estilo de vida saludable y evitar sufrir una hernia discal.
Tratamiento quiropráctico
Estudiamos tu caso y buscamos el tratamiento más apropiado para conseguir los mejores resultados. Vemos si hay necesidad de hacer pruebas de imagen o, en caso de tenerlas, las evaluamos. Y una vez hemos valorado tu caso, procedemos a personalizar un programa de ajustes que se adapte a cada caso en particular. Los ajustes son suaves movimientos en la zona a tratar para recolocar los discos adyacentes para evitar así el pinzamiento de los nervios, con los que conseguimos aliviar la presión y, por ende, el dolor que esto causa.
En caso de que los síntomas sean muy graves o no mejoren existe la opción de acceder a una cirugía mediante una operación llamada discectomía, utilizada para cortar parte del disco y liberar la presión de los nervios.
Nuestro principal objetivo como quiroprácticos especializados es detectar subluxaciones vertebrales y corregirlas para evitar hernias discales y futuras cirugías. Te animamos a venir a visitarnos a nuestro espacio quiropráctico en Bilbao e informarte en profundidad sobre el tratamiento que proponemos para aliviar tus dolores y molestias.